28 enero 2008

Estoy cansado, me siento mal, los hombros y el cuello duelen.
Tengo frio en la noche, a pesar de que es verano.
La sonrisa voló de mi rostro y cada vez menos veces quiere volver.
No tengo ganas de moverme, de correr, de saltar, los suspiros saltan solos, como si tubieran vida propia, una y otra vez posibles e inestructuradas soluciones suben a mi cabeza intentando resolver innumerables problemas. De donde ni siquiera lo imagino sale un grito.
Me siento solo, vacio, cierra los ojos e imagina que estás en un cuarto enoooorme, vacio, solo, oscuro, y podrás quizá acercarte a como me siento ahora.

En fin, no hay otro culpable, pero intentar resolver, cuesta.
Y viene uno tras otro.

Quizá liviandades para alguno, pero pesan para mi.